lunes, 28 de abril de 2008

Reflexión : Análisis de la relación entre los cuatro pilares de la educación, la matriz curricular y los principios de la reforma.

REFLEXIÓN: ANÁLISIS DE LA RELACIÓN ENTRE LOS CUATRO PILARES DE LA EDUCACIÓN, LA MATRIZ CURRICULAR BÁSICA, Y LOS PRINCIPIOS DE LA REFORMA.

Cada vez que como miembros de una sociedad que se autodenomina democrática, nos vemos enfrentamos a elegir a nuestras futuras autoridades, aparecen los candidatos quienes, cual más cual menos, dicen ofrecer la solución a todos nuestros problemas más endémicos. Especialmente, la de mejorar la calidad de la educación, lo que llevará a este país a salir del subdesarrollo. Todos coinciden en que la única manera de salir del estancamiento y proyectarse al mundo, es dándole a nuestros hijos las herramientas que les permitan lograr el conocimiento y autoafirmación personal, potenciar sus habilidades individuales y sociales, y desarrollar en ellos las competencias con las cuales ejercerán su derecho a edificar su proyecto de vida y así contribuir responsablemente en la realización del destino de su nación. Los políticos lo resumen diciendo que aquello nos llevará a construir un mundo más solidario, más digno y en paz y justicia social. Y tienen toda la razón!
El problema es que hemos venido escuchando el mismo planteamiento desde hace muchas décadas. Entonces, ¿qué pasa en nuestra sociedad que no somos capaces de trascender el discurso y entrar en las acción?
Si pensamos que tras el término de la dictadura militar, heredamos una institucionalidad impuesta, y que tras 18 años de vuelta a la vida republicana, aún no hemos sido capaces de generar acuerdos en torno a la modificación en nuestra carta fundamental, de aquellas disposiciones legales que no nos permiten avanzar hacia una convivencia realmente democrática –como el caso del sistema binominal -,y que, en nuestra Constitución, se nos depriva del derecho a ejercer el derecho a cambiar dichas disposiciones debido a que no está establecido el plesbicito. Y, entrando en materia de educación, que también heredamos una Ley Orgánica Constitucional de Educación (LOCE), que se mantuvo vigente hasta hace unos pocos meses, por nombrar sólo los ejemplos más significativos.
Nuestro país está atravesando por una crisis de la democracia, en que la desacreditación de la forma de hacer política, está generando desde la apatía participativa hasta la violencia contestataria, en un círculo vicioso en donde hasta el más mínimo problema es mediatizado por la política partidaria farandulera. ¿Cómo salir del atolladero?

En las naciones del siglo XXI, los cambios, los grandes cambios cualitativos, culturales, debieran generarse desde dentro de sus sociedades, cuando éstas, a través de sus representantes, logran de manera conciente y responsable ponerse de acuerdo para construir, dejando de lado las visiones partidistas y anteponiendo a ellas el bien común – entiéndase por ello las obras que derivan de acciones virtuosas y que están dirigidas a beneficiar a todas las personas a quienes representan: “…Cualquier arte y cualquier doctrina, y asimismo toda acción y elección, parece que a algún bien es enderezada. Por tanto, discretamente definieron el bien los que dijeron ser aquello a lo cual todas las cosas se enderezan. Pero parece que hay en los fines alguna diferencia, porque unos de ellos son acciones y otros, fuera de las acciones, son algunas obras; y donde los fines son algunas cosas fuera de las acciones, allí mejores son las obras que las mismas acciones [ …] cuál es el supremo entre todos los bienes que pueden realizarse. Casi todo el mundo está de acuerdo en cuanto a su nombre, pues tanto la multitud como los refinados dicen que es la felicidad[eudaumonia], y admiten que vivir bien y obrar bien es lo mismo que ser feliz [ …] porque es bueno por sí mismo…” 1
Si por la vía de la educación seremos capaces de liberarnos del subdesarrollo, la marginación social, y todas las lacras sociales que afectan a nuestra sociedad, entonces se deben sumar todas las voluntades y todos los esfuerzos para generar este consenso y llevarlo a la práctica.
Nuestra sociedad, al igual que el resto del mundo, se ve afectada por la vertiginosa acumulación del conocimiento en constante evolución, y le impone al sistema educativo absorber este cúmulo de conocimiento y adaptarse a los cambios con la misma celeridad, lo cual es evidentemente imposible, puesto que nuestra capacidad de asimilación es por naturaleza de más largo plazo. Ante la necesidad de adaptarse el ser humano a los cambios, los sistemas educativos se ven obligados a reformar sus metas. En este contexto es que se ha definido que la educación para la sociedad del siglo 21 debiera descansar en cuatro pilares fundamentales: aprender a conocer, lo que implica elegir el conocimiento necesario y fundamental que nos permita desenvolvernos en el mundo del trabajo y sirva de base a futuros conocimientos; aprender a hacer, que significa ser capaz de realizar nuestras competencias profesionales o de oficio y también tener la capacidad creativa de enfrentar nuevas situaciones y saber resolverlas, especialmente trabajando en equipo: aprender a vivir juntos, significa que debemos aprender a vivir en la diversidad, la cooperación y el entendimiento, ya que la tendencia global es la interdependencia y el trabajo multidisciplinario; y, finalmente, el aprender a ser, que implica desarrollarse como un individuo autónomo, conciente de sus capacidades y limitaciones, abierto a los cambios, y co-responsable de la construcción de la sociedad en la que vive.
Estos cuatro pilares se encuentran presentes en nuestra matriz curricular básica, expresada a través de los Objetivos Fundamentales y Contenidos Mínimos Obligatorios (OF-CMO), de la Enseñanza Básica, y que responden a las siete políticas recomendadas por CEPAL_UNESCO, que tipifican el rol de la educación en la transformación de las relaciones laborales, en la formación de competencias para la vida, en la capacitación permanente, el compromiso financiero de la sociedad con la educación, y el desarrollo de la cooperación regional e internacional.
Esta mirada modernizadora de la educación en Chile, que se expresa en los principios de la Reforma, tiene puesto su acento en la calidad de la educación, la equidad en el acceso a la educación y en la participación de la ciudadanía.
En nuestro país, se deben superar las visiones clasistas, desterrar las odiosidades y la discriminación negativa, para poder llevar a cabo este proceso de superación, que se conseguirá sólo si está acompañado de una renovación verdadera al interior del aula, ejercida por profesionales de la educación que hayan asumido su rol en la sociedad, como gestores fundamentales de este cambio.

Bibliografía

Delors, J. (1996). “La educación encierra un tesoro: Informe a la UNESCO de la Comisión Internacional sobre la educación para el siglo XXI, presidida por Jacques Delors”. Santillana, UNESCO.

MINEDUC (2OO2). Objetivos Fundamentales y Contenidos Mínimos Obligatorios de la Educación Básica- Actualización. Ministerio de Educación de Chile.

Fuentes:
1.- Fragmentos de ética a Nicómaco;La Politica.

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